Con alta inflación y salarios “a gatillo”, las ventas en supermercados aumentan 6,9%
A menos de 15 días de las elecciones generales y en un clima enrarecido por los efectos de la devaluación sin compensaciones inmediatas, el Índice de Precios en los Supermercados y las ventas totales en términos nominales y reales, son indicadores del funcionamiento de la economía y el humor social.
A menos de 15 días de las elecciones generales y en un clima enrarecido por los efectos de la devaluación sin compensaciones inmediatas -que incluyó saqueos de doble vuelta, instigados y espontáneos-, el Índice de Precios en los Supermercados (IPS) y las ventas totales en términos nominales y reales, son también indicadores del funcionamiento de la economía y el humor social.
Los datos surgen del último informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales (CESO Scalabrini Ortiz), que efectúa un seguimiento regular del IPS Santa Fe -con 9.000 productos relevados- y los principales indicadores de la economía y consumo en la provincia, que incluye la publicación de informes mensuales de los mismos en su sitio web (https://www.ceso.com.ar/).
El resumen ejecutivo de la investigación presenta como primer dato el IPS Santa Fe aumentó un 7,41% en el mes de julio, por encima la inflación registrada en 6,9% y muy por encima del 6,3% que fue la inflación nacional. El incremento acumulado del IPS para los primeros siete meses de 2023 fue del 53,22%, levemente por debajo de la inflación acumulada y medida por el IPEC (59,4%) y el INDEC (60.2%), con la siguiente aclaración técnica: CESO mide una canasta de productos diferente, con incidencia ponderada de productos de primera necesidad y con impacto en el valor total del IPS, tales como Frutas y Verduras (+18% de un mes al otro), Bebidas (+10%) y Lácteos (+9%).
Consultada por AIRE, una de las economistas responsables del Informe, Celina Calore, aseguró que “estas variaciones están muy por encima de otros valores de la economía, son bienes que inciden fuertemente en la Canasta de Supermercados que medimos en CESO”. De todas maneras, con índices de enfriamiento paulatino del consumo en supermercados para el país (donde Julio fue el primer mes de caída real con un 0,9% interanual), la provincia aún muestra un número positivo, del 6,9%. La progresión para los últimos 12 meses tiene algunas particularidades que se pueden observar en el siguiente gráfico.

Aquí podemos observar un último semestre 2022 muy deprimido y una recuperación para el primer semestre de este año que hace picos en marzo y abril y empieza a mostrar signos de retracción, que acompañan el enfriamiento de algunas actividades económicas centrales en nuestra provincia (el agro por el impacto de la sequía, algunos rubros comerciales y de servicios) y de la compensación retrasada por paritarias públicas y privadas respecto de la inflación.
Ante la consulta de cuáles serían las razones del incremento nominal de ventas en Supermercados (125,1%$) en un contexto de crisis y volatilidad de precios, Calore puntualiza que “es cierto que empieza a haber signos de estancamiento o baja en actividades económicas y de servicios puntuales, pero seguimos viendo indicadores como la venta en supermercados o el crecimiento del empleo que siguen en alza; las ventas crecen por encima de la inflación con salarios que van por detrás y hay que decir que la medición salarial posee un defecto, la imposibilidad de captar el efecto de la informalidad en el consumo. Estamos hablando de un 40% del empleo, con ingresos variables no registrados y que tiene su impacto en un consumo activo, pese a que los niveles salariales oficialmente medidos no acompañan”.
Ni dólar ni plazo fijo: qué hacer con los pesos sino consumir
Otros datos interesantes del Informe de CESO, que contextualizan los de variación de precios y consumos en supermercados –y siempre considerando que son datos anteriores al impacto de una devaluación del 22% del tipo de cambio oficial, con una brutal transferencia a precios de entre el 17 y el 20% y contando- son la variación de la Canasta Básica Alimentaria para Santa Fe, que se incrementó en $9.015,55 en julio, respecto del mes anterior. La misma canasta tuvo un incremento interanual del 113,11% y un acumulado de enero a julio del 61,41%, por debajo (hecha la salvedad acerca de los rubros ponderados por ESO) del 66,2% medido por el IPEC a nivel nacional.
Sobre las razones del consumo sostenido de productos básicos pese a la devaluación persistente del peso y el deterioro de otras variables de la economía familiar, la economista de CESO apunta a “siempre el rubro de alimentos es el último en deprimirse y el resto que se tiene a fin de mes –que no puede ahorrarse en los estratos más bajos- se vuelca íntegramente a consumo, la respuesta es heterogénea de todos modos, teniendo en cuenta el consumo de sectores informales sin registro del Estado”.
El punto es que en un país en donde solo el 14% de la población tiene capacidad de ahorro, aquellos sectores formales e informales de ingresos medios y bajos que gana en pesos y que no alcanzan a defenderlos cambiándolos por dólares oficiales o ilegales, “trabajándolos” en billeteras virtuales con opciones de inversión a plazos o en el sistema bancario, la opción es gastarlos en consumo antes de que se deprecien; y la depreciación hoy es (especulación mediante y sin precios estables de referencia) diaria o semanal.
Siempre teniendo en cuenta que –a la espera de números oficiales- las principales consultoras económicas, sin importar sesgo ideológico ni voluntad de operaciones, prevén una inflación cercana o directamente de dos dígitos para el mes de agosto, y que las cifras de consumo de productos de la CBA que presentamos son anteriores al 22% de devaluación y de que los dólares paralelos se estabilizaran en torno de los $700, la duda que persiste es de cuánto debería ser la suma fija (para formales) para recomponer ingresos y sostener niveles de consumo como los que presenta el Informe de CESO.
Apuntemos una particularidad que sigue haciendo ruido en una campaña donde UP necesita recuperar votos propios y ajenos y en la que el “efecto Milei” (que promete un dólar a más de $10.000) es un factor de desestabilización permanente. El gobierno anunció suma fija y un menú medidas con impacto directo al bolsillo de los más castigados antes de las PASO. Devaluó por obligación y decisión sin compensaciones simultáneas, soltó tarifas reguladas para luego graduarlas o congelarlas hasta octubre y lleva más de 15 días anunciando lo que va a anunciar de manera inminente. Difícil de explicar en un contexto en el que la oposición se divide, pero no se pulveriza automáticamente.
Con el dato filtrado de una suma fija de $45 mil y bonos para jubilados de la mínima de $27 mil, sin precisión acerca del punto de corte de la suma, ni las cantidad de meses en los que se aplicaría, Celina Calore coincide con Federico Zirulnik, el especialista de CESO que consultamos para la nota de la semana pasada: “la suma debería rondar los $75 mil y sostenerse hasta fin de año, claves para tener un impacto concreto en términos electorales; llega igualmente tarde, debió devaluarse compensando en el mismo momento, si el FMI lo pidió y se sabía que era inevitable había que hacerlo, además la suma fija a los formales no resuelve el problema, habría que implementar un nuevo IFE para la informalidad, debieron ser la prioridad”.
Apuntalar el consumo básico y cotidiano resulta esencial para llegar competitivos a las generales, con dos “salarios y jubilaciones reforzados” antes del 22 de octubre. Puede no ser suficiente, pero sin eso, solo con el Manual de Milei para jóvenes y desprevenides, no habrá modo de dar la vuelta.
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